¿Que conocemos de la intolerancia alimentaria? Aproximadamente un 20% de la población presenta durante su vida una reacción adversa alimentaria. En las últimas tres décadas ha aumentado la preocupación por las alergias alimentarias en las sociedades desarrolladas occidentales.
Debido a la falsa creencia entre la población de que algunos síntomas agudos son debidos a reacciones alérgicas inducidas por alimentos, es fundamental llevar a cabo una valoración y un diagnóstico correctos con el fin de evitar dietas de eliminación innecesarias, que pueden conllevar retrasos en el crecimiento y el desarrollo de los lactantes y los niños, y déficit nutricionales en los adultos.
La intolerancia alimentaria o intolerancia a los alimentos son reacciones adversas del organismo hacia alimentos que no son digeridos, metabolizados o asimilados completa o parcialmente.
Hay que diferenciar dos tipos de intolerancia alimentaria según el proceso por el que ocurren: las intolerancias alimentarias metabólicas y las intolerancias alimentarias inespecíficas.
El desconocimiento de esta situación puede dar lugar a un daño paulatino de nuestra salud. De hecho, es una respuesta en ocasiones de tipo inmunológico, como una alergia, pero cuyos síntomas se manifiestan de forma más lenta y discreta aunque no por ello menos importante para la salud.
Por todo esto te invito a compartir este fabuloso e importante tema ¿Que es la intolerancia alimenticia?
¿Que es la intolerancia alimentaria?
La Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica propuso en 1995 varias definiciones para las reacciones adversas a los alimentos en función de los mecanismos fisiopatológicos implicados.
Una reacción adversa es un término genérico utilizado para describir cualquier reacción desfavorable que se presente tras la ingesta, el contacto o la inhalación de un alimento o uno de sus componentes.
Es frecuente tener reacciones físicas a ciertos alimentos, pero la mayoría son causadas por una intolerancia alimentaria, no por una alergia a los alimentos. Una intolerancia alimentaria puede causar los mismos signos y síntomas que una alergia a los alimentos, por lo que las personas suelen confundir ambas afecciones.
¿Cómo o que provoca la intolerancias?
Las intolerancias pueden ser provocadas por alimentos, bebidas, aditivos, fármacos o productos de otro tipo ingeridos accidentalmente. Se desconoce, en gran medida, el mecanismo por el que se originan, no obstante, sabemos que se producen por la acumulación de componentes de los alimentos que no se asimilan correctamente y ello genera una reacción inflamatoria que en ocasiones se manifiesta con diversos síntomas clínicos.
Resumen en la mayoría de los casos las intolerancias a alimentos se deben a mecanismos enzimáticos o farmacológicos. La causa más frecuente de la intolerancia es la intolerancia a la lactosa.
¿Qué es una alergia? ¿Qué puede provocarla?
Una alergia es una reacción inmunológica que se produce cuándo el organismo reconoce una sustancia como extraña y reacciona contra ella formando unos anticuerpos de tipo IgE. La primera vez que se come el alimento el organismo ya produce anticuerpos (inmunoglobulina e o IgE) que reaccionan contra este producto cada vez que entran en contacto. Entonces estimula la liberación de histamina y eso provoca los síntomas propios de la alergia.
Las más comunes son a la leche, al huevo, a las frutas, a los frutos secos, a los pescados y mariscos o a ciertos aditivos (colorantes como la tartracina y conservantes como los sulfitos.
Habitualmente estas sustancias son proteínas que provienen de los alimentos, pólenes, y otros componentes como polvo domésticos, hongos de la humedad o pelo de los animales domésticos.
¿Qué es una intolerancia? ¿Qué puede provocarla?En la mayoría de los casos las intolerancias a alimentos se deben a mecanismos enzimáticos o farmacológicos. La causa más frecuente de la intolerancia es la intolerancia a la lactosa. Los pacientes que la padecen, tiene menor cantidad de la enzima que degrada la lactosa, un azúcar presente en la leche, y al consumirla, tiene molestias digestivas, flatulencia (gases), dolor abdominal.
¿En qué se diferencian? Aunque muchas veces, se confunde la alergia a alimentos con la intolerancia no tienen nada que ver. La alergia a alimentos es una enfermedad inmunológica, que depende de una predisposición individual, o sea, no todo el mundo es susceptible a padecerla.
En cambio, la intolerancia a alimentos está causada por alteraciones farmacológicas de los propios alimentos o del individuo o por la presencia de defectos enzimáticos, como en el caso de la intolerancia a la lactosa o a la fructosa. Algunas de ellas son transitorias, es decir, desaparecen con el tiempo.
Intolerancia alimentaria de causa enzimática
Este tipo de reacciones adversas están causadas por la imposibilidad de metabolizar ciertas sustancias presentes en los alimentos, debido a diversos déficit enzimáticos. Es el tipo de intolerancia más frecuente; entre todas destaca la intolerancia a la lactosa.
Intolerancia a la lactosa
Afección de la mucosa intestinal debida a que el organismo no produce (ausencia total o parcial, primaria o secundaria) la enzima lactasa por lo que no se metaboliza correctamente la lactosa. La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos La lactosa es un disacárido formado por una molécula de glucosa y otra de galactosa. El cuerpo necesita una enzima llamada lactasa para digerir la lactosa.
La intolerancia a la lactosa se presenta cuando el intestino delgado no produce suficiente cantidad de esta enzima. Los bebés producen la enzima lactasa para poder digerir la leche, incluida la leche materna.
Los bebés nacidos antes de tiempo (prematuros) a veces tienen intolerancia a la lactosa.
Los niños nacidos a término con frecuencia no muestran signos del problema antes de los 3 años de edad.
Resumen La intolerancia a la lactosa es muy frecuente en los adultos. Muy pocas veces es peligrosa. Aproximadamente 30 millones de adultos estadounidenses tienen algún grado de intolerancia a la lactosa a la edad de 20 años.
Tipos de intolerancia;
Déficit congénito de lactasa: alteración genética presente al nacimiento y cuyo diagnóstico tiene lugar en la infancia. Es una alteración extremadamente rara y sólo se han descrito unos 40 casos. Se trata de un trastorno autosómico recesivo, pero no se conocen con exactitud los mecanismos moleculares. El único tratamiento es evitar la ingesta de lactosa desde el nacimiento.
- Intolerancia primaria a la lactosa (persistente): inducida por el ambiente cuando el niño se cría en una sociedad que no consume productos lácteos. Este tipo se encuentra en varias culturas asiáticas y africanas, donde el consumo de productos lácteos industrializados y comerciales es poco común.
- Intolerancia secundaria o adquirida (reversible/ temporal): se trata de una deficiencia transitoria de lactasa, en sujetos con actividad persistente de lactasa, debida a enfermedades o situaciones que afectan a la reserva enzimática en el tracto digestivo. Cabe destacar: (13)
- Enfermedad gastrointestinal (desnutrición, gastroenteritis aguda, afección vascular, etc.) que conlleva un daño en la mucosa y en el micro vellosidades intestinales.
- Fármacos que pueden afectar a la mucosa intestinal: antiinflamatorios no esteroideos (AINE), antibióticos, etc.
- Enfermedad crónica del intestino delgado: celiaquía, enteritis actínica, enfermedad inflamatoria, enteropatía diabética, fibrosis quística, etc. (14)
Trastornos causados por las intolerancias alimentarias
Las intolerancias alimentarias producen una serie de trastornos diversos. Entre los más habituales, que se han relacionado con intolerancias alimentarias, y que en la mayoría de los casos, tras suprimir el o los alimentos que los producen, se han podido corregir, están los siguientes:
- Trastornos gastrointestinales: Distensión abdominal, gases, estreñimiento, diarrea, náuseas, dolor abdominal, reflujo, síndrome del colon irritable.
- Procesos dermatológicos: Acné, eczema, psoriasis, erupciones cutáneas, urticaria, picor.
- Trastornos neurológicos: Dolor de cabeza, migraña, mareo, vértigo, fatiga.
- Sobrepeso y obesidad. En personas obesas, que no responden a los tratamientos habituales de adelgazamiento, se han experimentado pérdidas de peso al eliminar de la dieta alimentos que resultaban intolerantes. Por tal motivo el Test de Intolerancia Alimentaria está muy indicado, como prueba a incluir en las exploraciones clínicas habituales, antes de la instauración de una dieta encaminada a tratar la obesidad.
- Alteraciones musculares y reumáticas: cansancio, dolores articulares, artritis, artrosis, fibromialgia.
- Molestias respiratorias: Asma, rinitis, sinusitis, dificultad respiratoria.
- Alteraciones psicológicas: Ansiedad, letargia, depresión, hiperactividad (especialmente en niños).
- Retención de líquidos, fibromialgia, inflamación de las articulaciones.
Pruebas para detectar la Intolerancia
El médico puede confirmar el diagnóstico mediante la realización de una o más de las siguientes pruebas:
Prueba de tolerancia a la lactosa. La prueba de tolerancia a la lactosa mide la reacción del cuerpo frente a un líquido que contiene altos niveles de lactosa. Dos horas después de beber el líquido, te harán análisis de sangre para medir la cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo. Si el nivel de glucosa no se eleva, significa que el cuerpo no digiere ni absorbe adecuadamente la bebida con lactosa.
Prueba de hidrógeno en el aliento. En esta prueba también debes beber un líquido que contiene altos niveles de lactosa. Luego, el médico mide la cantidad de hidrógeno que hay en tu aliento en intervalos regulares. Por lo general, se detecta muy poco hidrógeno. Sin embargo, si el cuerpo no digiere la lactosa, esta se fermentará en el colon y liberará hidrógeno y otros gases que los intestinos absorben y que finalmente se exhalan. Las cantidades de hidrógeno exhalado superiores a las normales que se miden durante una prueba del aliento indican que no digieres ni absorbes la lactosa por completo.
Prueba de acidez en las heces. En el caso de los bebés y los niños que no pueden someterse a otras pruebas, se puede utilizar la prueba de acidez en las heces. La fermentación de la lactosa no digerida produce ácido láctico y otros ácidos que se pueden detectar en una muestra de heces.
Tratamiento
La intolerancia a la lactosa usualmente no es una condición de todo o nada: la reducción en la producción de lactasa y, por lo tanto, la cantidad de lactosa que puede ser tolerada varían de persona a persona.
Dado que la intolerancia a la lactosa no plantea una amenaza adicional para la salud, el tratamiento consistirá en minimizar la incidencia y la intensidad de los síntomas. El control dietético de la intolerancia a la lactosa depende de que los afectados aprendan mediante ensayo y error cuánta lactosa pueden tolerar.
Es fundamental revisar las etiquetas ya que la terminología comercial varía de acuerdo con el lenguaje y la región. Tras un período inicial de eliminación de lactosa, se aconseja reintroducirla en la dieta en pequeñas cantidades para comprobar la tolerancia. En función de la ingesta de productos lácteos se debe valorar la necesidad de tomar suplementos farmacológicos de calcio.
Productos lácteos: la lactosa es una molécula hidrosoluble, por lo tanto el porcentaje de grasa tiene impacto en los alimentos que pueden tolerarse. Los productos lácteos semidesnatados o desnatados generalmente tienen un porcentaje ligeramente alto de lactosa.
Se tolera mejor la leche entera que las desnatadas ya que la grasa retrasa el vaciamiento gástrico con el consecuente aumento del tiempo de exposición en el intestino de la lactosa y la enzima.
Asimismo, la ingesta de productos lácteos junto con otros alimentos (galletas, pan, etc.) mejora la tolerancia. A pesar de que la lactasa no es una enzima inducible, se ha comprobado que el consumo continuo de pequeñas dosis de lactosa conlleva un cierto proceso de adaptación, con lo que disminuye la cantidad de hidrógeno espirado y la gravedad de los síntomas gastrointestinales.
En la elaboración de la mantequilla se separan los componentes acuosos de los componentes grasos. Al ser la lactosa una molécula hidrosoluble no estará en la mantequilla. Las bacterias presentes en el yogur (Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus) fermentan la lactosa, disminuyen su contenido en un 25-50% y mejoran su tolerancia.
Productos no lácteos: la lactosa (también presente cuando en la etiqueta aparece lacto suero, suero, sólidos de leche, ingredientes modificadores de leche, etc.) es un aditivo utilizado por su textura, sabor y cualidades adhesivas, y se puede encontrar en alimentos como carnes procesadas (salchichas, patés), margarinas, cereales de desayuno, frutas secas, alimentos procesados, medicamentos, comidas precocinadas, sustitutos de comidas (barritas, sobres), suplementos de proteínas.
Resumen Algunos tipos de bebidas de soja priorizan convertirse en sustitutos de la leche y para emular sus características nutritivas y organolépticas (sabor, color, textura) se les añade a la materia prima (habas de soja) no sólo agua, sino también azúcar y jarabes, aromas, espesantes, reguladores de acidez y otros aditivos, además de vitaminas y calcio.